miércoles, noviembre 16, 2011

i.Dea

Están por todas partes.
No es que vivan entre nosotros. Es que sonambulean por nuestra vida muertos de sueños.
Disimulan sus líneas de impresión, se tiñen las ganas de gris y se especializan en ninguneo, pero si te fijas bien, por ahí andan. Da igual que ejerzan como banqueros, agentes de seguros, inspectores de hacienda, auditores, consultores, jefecillos, empleados o jornaleros. Los reconocerás enseguida por su hedor a moqueta, naftalina y cubículo de PVC. Son inconfundiblemente confundibles.

Para sobremorir necesitan poca luz y menos cuidados, regarlos a fin de mes con un sueldo abonado de trienios y sobre todo jamás dejarlos cerca de tener que tomar una decisión. Porque ellos hace tiempo que tomaron la suya. Todo acabó cuando decidieron no decidir. Todo se fue al garete el día que dijeron vale. y desde entonces, la vida les hace una mueca rictus mortis muy parecida a una sonrisa.


Para ellos, ser feliz es aprender a conformarse. Y si no estás de acuerdo, pues también les parecerá bien. Graduarse a los 22 y prejubilarse a los 55, y por en medio, pagar una coma dos hipotecas, preñarse un par de coma tres veces, y soñar sólo las noches que duermen mal. Pocas contradicciones, sólo alguna que otra alergia a la inestabilidad, fobia a la incertidumbre y una vida marital plagada de afectos secundarios.



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Lo mejor que les puede pasar es que un día cualquiera les aparezca un AK-47 en la mano, una mejor en el disco duro, un bultito en la piel o una maceta en la cabeza, y entonces, bueno, como que todo cobre un poco de emoción. Para ellos y para los demás, porque siempre encontraremos al típico vecino que hará lo que sea por salir en el informativo de sobremesa de turno diciendo que , o algo muy similar.

También los hay más discretos, los que no se conforman con morirse una vez y prefieren morirse un poquito cada día, esos cualesquiera que despiertan el día menos pensado, ese en el que ya todo suele ser demasiado tarde y se hacen las preguntas previas al fin de todas las cosas. ¿ Qué coño he hecho con mi vida? ¿ Quién me ha robado el mes de abril? ¿ Por qué no lo cubre el seguro?

Pilar básico que sustenta por cojones el prestado del bienestar. Los que pagarán tus pensiones, tus viajes en bus a las afueras de tu ciudad, la gold card para todos los museos que jamás quisiste visitar, tu silla de ruedas con motor electromecánico y tu psicólogo geriátrico en prácticas.

Por eso, si alguna vez te cruzas con uno de ellos, dale las gracias. Por eso, y por creerse que lo malo es cambiar, lo necesario se un billete de vuelta, lo peligroso es intentarlo, lo importante es tener para poder ser, o que lo crucial es renunciar a luchar contra sus propios miedos, que para eso están las grandes corporaciones, para que nos los den luchados, troceados y metidos en bolsitas aptas para el microondas.


Que vivan los miedocres. Que mueran todos también. 


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3 comentarios:

Anónimo dijo...

No es la primera vez que te pregunto esto pero... ¿Y si te lo "robo"? Por supuesto pondré la fuente, pero me ha parecido tan brutal tu refexión que lo que me parece inhumano es no campartirla. ¿Me dejas?
Un beso.

Anónimo dijo...

Muchas gracias!! Me tendré que leer el libro, pues! hahaha.Un beso

MISTER Calamity Cool dijo...

"Son inconfundiblemente confundibles" escribes realmente bien. Destrozas, pero con gusto. Pocos pueden.

Un beso!